Texto
La ciudad medieval
[1] La ciudad medieval generalmente está rodeada por
una muralla defensiva, en la que varias puertas abren a los
caminos más importantes. Dada su localización (colinas y sitios
[4] inexpugnables), el trazado urbano es sinuoso e irregular,
existiendo a veces zonas despobladas. El plano solía ser
radioconcéntrico, con calles radiales (desde el centro a las
[7] puertas de la muralla) y con otras formando trazados
concéntricos.
Las ciudades tienen diferentes barrios, que agrupan a
[10] la población en función de su procedencia, su religión o su
actividad. El desarrollo económico de algunas urbes,
especialmente las dedicadas al comercio, hizo que se
[13] construyeran nuevas áreas. En éstas, las viviendas podían
alcanzar dos o tres plantas.
El centro de la vida urbana lo ocupa la plaza, en la que
[16] se sitúan los edificios más representativos. Estos son altos,
realizados en piedra, con balcones que se abren a la calle. Un
escudo, también en piedra, indica que sus portadores
[19] pertenecen a un noble linaje.
De la plaza parte un sinfín de calles, algunas estrechas
y tortuosas, siempre ocupadas por una intensa actividad.
[22] En ellas se desarrollaba buena parte de la vida diaria de la
comunidad: comprar, vender, pasear, relacionarse... Sin duda,
el mercado era el centro económico y social de la población.
Juzgue lo ítem.
La expresión “con balcones que se abren a la calle” (l.17) significa lo mismo que con balcones que dan a la calle.