[1] Pero lo que más que nada contribuye directamente
a nuestra felicidad es un humor jovial, porque esta buena
cualidad encuentra inmediatamente su recompensa en sí
[4] misma. En efecto: el que es alegre, tiene siempre motivo para
serlo, por lo mismo que lo es. Nada puede remplazar a todos
los demás bienes tan completamente como esta cualidad,
[7] mientras que ella misma no puede reemplazarse por nada.
Que un hombre sea joven, hermoso, rico, y considerado, para
poder juzgar su felicidad la cuestión sería saber si, además es
[10] alegre; en cambio si es alegre, entonces poco importa que sea
joven o viejo, bien formado o contrahecho, pobre o rico: es
feliz.
[13] Así pues debemos abrir puertas y ventanas a la
alegría, siempre que se presente, porque nunca llega a
destiempo, en vez de vacilar en admitirla, como a menudo
[16] Hacemos, queriendo primero darnos cuenta de si tenemos
motivos para estar contentos por todos conceptos, o por
miedo de que nos aparte de meditaciones serias o de graves
[19] Preocupaciones; y sin embargo, es muy incierto que ellas
puedan mejorar nuestra situación, al paso que la alegría es un
benefício imediato. Ella sola es, por decirlo así, el dinero
[22] Conante y sonante de la felicidad.
Es cierto que nada contribuye menos a la alegría que
la riqueza, y nada contribuye más que la salud; en las clases
[25] inferiores, entre los trabajadores de la tierra, se observan los
rostros alegres y contentos; en los ricos y grandes dominan
las figuras melancólicas.
Arthur Schopenhauer. Parerga y Paralipómena. Internet: (con adaptaciones).
Juzgue lo ítem siguiente a partir del texto de arriba.
El autor del texto nos aconseja a aceptar la alegría siempre que venga.