En la residencia de ancianos
Señor Editor:
Hoy han pasado cosas muy bonitas en la residencia de ancianos donde trabajo haciendo servicios voluntarios. Me ha tocado ir a la sala de los residentes para hacer estimulación cognitiva. Cuando las veo tan tristes y solas, esperando aquella mano amable que tomaba las suyas, el abrazo curador que solía brindarles, se me cae el alma al suelo. Aun así, con mi manojo de lápices y mis hojas he invitado a todo el mundo a mandar un arco iris de ánimo, de alianza con Dios después del diluvio... Han comenzado a hacer el arco iris tímidamente, pero luego han escrito mensajes preciosos para sus familiares. “José Antonio, estoy bien, cuídate”. “Estamos aquí, todos unidos”. Terminamos cantando canciones de Antonio Machín, canciones que evocaban tiempo de abrazos y besos.
Gracias, mis queridos residentes. Hoy una vez más habéis hecho que el salir a trabajar en este tiempo valga la pena.
María Santana Ortega
Barcelona
La Vanguardia, n. 49758 (adaptado).
Nesta carta,