La rebelión de las masas
[1] La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que
estar puesta a algo, a una empresa gloriosa o humilde, a un
destino ilustre o trivial. Se trata de una condición extraña,
[4] pero inexorable, escrita en nuestra existencia. Por un lado,
vivir es algo que cada cual hace por sí y para sí. Por otro
lado, si esa vida mía, que sólo a mí me importa, no es
[7] entregada por mí a algo, caminará desvencijada, sin tensión
y sin forma. Estos años asistimos al gigantesco espectáculo
de innumerables vidas humanas que marchan perdidas en el
[10] laberinto de sí mismas por no tener a qué entregarse. Vivir es
ir disparado hacia algo, es caminar hacia una meta. La meta
no es mi caminar, no es mi vida; es algo a lo que pongo ésta
[13] y que por lo mismo está fuera de ella, más allá. Si me
resuelvo a andar sólo por dentro de mi vida, egoístamente, no
avanzo, no voy a ninguna parte; doy vueltas y revueltas en
[16] un mismo lugar.
José Ortega y Gasset. Internet: <www.lexturalia.com> (con adaptaciones).
De acuerdo con el texto de arriba, es correcto afirmar que
la vida del ser humano debe tener un significado, una aspiración, un anhelo.