Hermeto Pascoal: «La música es mi religión»
Hermeto Pascoal es un compositor, arreglista, productor y virtuoso multiinstrumentista: bandoneonista, pianista, flautista, armonicista, saxofonista, guitarrista, melodicista y creador de bandas sonoras. Albino, del nordeste, figura cimera de la música de su país, creador de escuela, orquestador e improvisador y un innovador compositor coetáneo, destacado por la creación de elaboradas melodías, armonías, complejos ritmos y la inclusión de diversos instrumentos creados por él mismo; también, por el uso de un lenguaje musical propio, al cual denomina música universal. La naturaleza hace parte de su obra. Su cuerpo le sirve para hurgar la nuez del sonido, la que no separa del ruido para intentar desentrañar el misterio del arte más elevado, del que Nietzsche dijo: «Sin música, la vida sería un error».
Podría considerársele también un erradicador de esas nocivas matas llamadas fronteras, sobre todo las que se han inventado entre música popular y erudita. Cuando Floriano Martins planeó hacer su Retrato sobre Hermeto, cuenta que fue interesante hallar más referencias críticas sobre su obra en EE UU; que excepto notas periodísticas, no hay en Brasil una reflexión contundente acerca del trabajo de ese gran compositor; y que su nombre por lo general se asocia al de un loco que sopla calderas y bate tubos en el suelo. Todo ello, resultante de una inclinación perpetua de la cultura brasileña por negar su potencial intuitivo, mágico. Tratar a Hermeto de mago es una referencia irrespetuosa, que implica un distanciamiento. Así lo tenemos, a distancia, concluye Floriano Martins.
Hermeto también graba, junto a Ron Carter, Chester Thompson, y Flora Purim, un álbum en el que, además, participan… ¡dos cerdos! El grupo actúa en festivales europeos y sus discos, de difícil consecución hasta 1985, incluso fuera de Brasil, pasan a tener una difusión normal, excepto en Brasil. Para este hombre tan ligado a su tierra, nombrado ciudadano de honor de su pueblo, todo es música. De ruidos de animales, charlas, objetos, comentarios de partidos de fútbol, naturaleza, cuerpo.
Entre 1996 y 1997, Hermeto Pascoal se dedicó a componer una pieza por día, resultando una obra cuando menos insólita, titulada Calendário do Som (1999), libro con partituras y diario de acompañamiento de las sensaciones que involucraron al compositor en tal aventura. ¿El resultado? Fueron 366 músicas del género “choro”. Dice él: «Soy músico, y el músico es medio mágico también, solo que sin trucos, sin esconder nada. Cuando toco un instrumento, hay veces que no siento los pies en el suelo», recuerda FM en su Retrato de Hermeto Pascoal.
Internet:Rebelion.org (con adaptaciones).
Hermeto Pascoal considera que la música más culta y la popular deberían mantenerse alejadas, pues su mezcla puede resultar nociva.