La Casa de Papel
[1] A través de Tokio como narradora, la serie de
televisión La Casa de Papel nos cuenta la historia de un
atraco a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. Liderados
[4] desde el exterior por El Profesor, un hombre planificador
hasta lo enfermizo que ve en este atraco la posibilidad de
hacer justicia por el trato que tuvo su padre años antes, la
[7] banda tendrá la difícil misión de fabricar y sacar todo el
dinero que puedan mientras intentan mantener a raya tanto a
la policía como a los rehenes.
[10] Hay un tema que me parece fascinante y es la
perversión del concepto de héroe a través del rol de
atracador. El Profesor, Berlín, Tokio y Nairobi y el hecho de
[13] que más que gente mala, estén ahí por “decisiones
cuestionables en la vida”, tal y como se les retrata a la
mayoría, hacen que nos creamos sus discursos de que lo que
[16] están haciendo no es un delito, sino justicia social, tras todo
el descalabro económico de la crisis y rescates bancarios.
Al igual que no faltan conversaciones sobre cómo
[19] van ganando apoyo del ciudadano de a pie e incluso de los
propios rehenes nosotros como espectadores también
deseamos que el atraco salga adelante, que la policía fracase
[22] y que nuestros héroes delincuentes triunfen.
Mención aparte merece el enfoque de los personajes
y sus relaciones. Si bien es cierto, y todos los que alguna vez
[25] hemos estado en un clima de convivencia y semiaislamiento
(un campamento o un viaje largo con amigos, por ejemplo)
podemos atestiguarlo, que las relaciones humanas se
[28] intensifican al máximo en pocos días, tengo la sensación de
que se han pasado un par de vueltas a la hora de desarrollar
las dinámicas románticas.
[31] Lo que han logrado con La Casa de Papel, con una
combinación entre un reparto estupendo, una realización a la
que se le puede poner muy pocos y pequeños peros y un
[34] guion que logra enganchar episodio a episodio, se ve pocas
veces en la televisión nacional.
Internet: <www espinof com> (con adaptaciones)
En conformidad con las ideas del texto La Casa de Papel,
La expresión “se le puede poner muy pocos y pequeños peros” (l.33) significa que algo roza la perfección.