El ocio de los jóvenes, ¿un riesgo?

Andrea Sánchez Mata

Son las ocho de la tarde, hora punta en el metro. En la parada de Avenida de América, uno de los televisores emite un boletín de noticias del Canal Metro. Muchos de los viajeros fijan su mirada, ya casi perdida después de un largo día, en el monitor. La vocecilla de los informativos comienza a locutar: “Más del 80 por ciento de los jóvenes madrileños entre 15 y 24 años dedican la mayor parte de su tiempo de ocio a salir de fiesta por la noche, según el informe «Ocio y riesgos de los jóvenes madrileños» realizado por la Fundación de Ayuda a la Drogadicción, la Obra Social Caja Madrid y el Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid”.

Un par de señoras, de esas que cargan con bolsas y que han quedado para ir de compras, dicen: “Vamos, estos jóvenes de hoy en día, ya ni van al cine, ni al teatro, ni tan siquiera leen, como hacíamos nosotras, sólo les interesa emborracharse”, y miran de soslayo a un grupillo de jóvenes que tienen cerca. “Hombre claro, durante toda la semana tenemos clase, lo que nos apetece los fines es irnos fiesta, comenta un chaval de unos 18 años.

Continúa la noticia: “La investigación revela que casi el 70 por ciento de los encuestados se emborrachó al menos una vez en 2009. Un 45 por ciento fue en coche de un conductor bebido o drogado. Una tercera parte se peleó. Uno de los chicos dice: “Va, prefiero montar en el coche de alguien bebido que dejarme las pelas en un taxi, pasar frío en la calle o esperar a que abra el metro” Las señoras suspiran con un aire de indignación, “qué inconscientes”, apunta una de ellas.

Ya dentro del vagón una de las señoras dice: “Mi Vero, que ahora dice que quiere estudiar no sé que de teatro, yo ya ni la escucho, sólo dice tonterías”.

El día siguiente, la noticia en el periódico añade: “El estudio indaga sobre las creencias de los padres acerca del ocio de los jóvenes. La mayoría se alarma pero se resigna y acepta las consecuencias de la independencia de sus hijos y confía en que están bien educados y sean algo diferentes”. Buena suerte.

http://www.gazeta20.com/?p=3257 (fragmento)

Explica por qué al final del texto el autor desea buena suerte.

(FUVEST 2010 1ª FASE) O fígado humano é uma glândula que participa de processos de digestão e absorção de nutrientes, ao

Um show especial de Natal teve 45 000 ingressos vendidos. Esse evento ocorrerá em um estádio de futebol que disponibilizará 5 portões de entrada, com 4 catracas eletrônicas por portão. Em cada uma dessas catracas, passará uma única pessoa a cada 2 segundos. O público foi igualmente dividido pela quantidade de portões e catracas, indicados no ingresso para o show, para a efetiva entrada no estádio. Suponha que todos aqueles que compraram ingressos irão ao show e que todos passarão pelos portões e catracas eletrônicas indicados.

Qual é o tempo mínimo para que todos passem pelas catracas?

    “CHINA has begun to enter the age of mass car consumption. This is a great and historic advance.” So proclaimed the state-run news agency, Xinhua, last year. Environmentalists may feel a twinge of fear at this burgeoning romance with motoring. But a rapid social and economic transformation is under way in urban China, and the car is steering it.

    In 2002 demand for cars in China soared by 56%, far more than even the rosiest projections. The next year growth quickened to 75%, before slowing in 2004 (when the government tightened rules on credit for car purchases) to around 15%. But in a sluggish global market, China’s demand remains mesmerising. Few expect this year’s growth to dip below 10%. As long as the economy goes on galloping at its current high-singledigit clip, many expect car sales to increase by 10-20% annually for several years to come.

The Economist June 4th 2005

(FUVEST 2006 1ª FASE) The passage suggests that China’s embrace of the car is likely to make environmentalists

 Observe a imagem.

O cartaz retrata um dos motivos que destacaram e permitiram a ascensão da NSDAP (partido nazista alemão), o(a)