TEXTO 2
El nacimiento del río Titicaca
Hace mucho tiempo, existía una
ciudad de la que sus habitantes estaban muy
orgullosos. Es más, estaban tan orgullosos
que decían que ni había otra ciudad tan
[45] perfecta en ninguna otra parte.
Un buen día llegaron unos forasteros
sucios y con ropas viejas y, cuando llevaban
horas recorriendo las empedradas calles, se
presentaron ante los sacerdotes. El motivo
[50] era avisarles de que todo lo que estaba en
pie iba a desaparecer en los próximos días
debido a una catástrofe natural. Asustados,
los sacerdotes reunieron a todos los
ciudadanos en la plaza para contarles lo
[55] sucedido. De forma altanera y orgullosa toda
la gente gritó que eso era imposible, porque
no había edificios, ni carreteras tan bien
construidas como las suyas y nadie ni nada
podía destruirlos. Estaban tan enfadados que
[60] llegaron a echar a pedradas a los sacerdotes
que habían dicho palabras tan tontas. Sin
embargo, más precavidos, los sacerdotes se
instalaron en la montaña más alta que
pudieron encontrar, y allí vivieron un tiempo
[66] bajo la burla de sus vecinos.
De pronto, pasadas algunas
semanas, apareció sin más una negra y roja
nube que cubría la ciudad, y empezó a llover
con fuerza. En el mismo instante, se oyó un
[70] fuerte ruido y el suelo empezó a abrirse por
mil sitios. Bajo la mirada aterrorizada de la
gente, la tierra empezó a tragarse todo lo
que estaba levantado sobre ella y una fuerte
corriente arrastró lo poco que quedaba en
[75] pie. En pocos minutos, donde antes había
una hermosa ciudad, se creó una inmensa
extensión de agua.
Así fue como nació el lago de agua
dulce más extenso de América del Sur, el río
[80] Titicaca; lugar sagrado para los incas.
(Leyenda india.)
El término “Bajo” (línea 71) tiene función de